¡Se buscan maestros!
Cierto día, en la
ventana de las aulas de una universidad local, aparecieron unos letreros que a
la letra decían: “Se buscan maestros, no importa que estudios tengan, con que
les guste enseñar, basta”.
Después de leerlo y
releerlo, me acerque a preguntar que significaba la forma en que estaba
escrito, un poco amoscados los alumnos que me vieron llegar, por ser conocidos,
es lo bueno de las universidades pequeñas en cuanto a matrícula, y al parecer
ese es el futuro de la enseñanza superior; tardaron en darse cuenta de que mi
pregunta solamente era por curiosidad, y no de antagonismo o reproche, una vez
superada esta difícil parte, tuvieron a bien referirme lo siguiente: “Mire
profe, no se ofenda, pues no es para Usted esto que escribimos, es decir, no
queremos que nos lo tome a mal, pero consideramos que necesitamos expresar lo
que sentimos, ya Usted nos escribió alguna vez en el Periódico Mural que: Podré no estar de acuerdo con lo que dices,
pero daría mi vida por defender el derecho de expresarte. Es por eso que
consideramos que tenemos el derecho a solicitar maestros, pero no crea que nos
referimos al título de maestría o doctorado, tal como en algunos casos que nos
han dicho, tienen los profesores que nos ponen como titulares de la materia;
sino, que queremos maestros como de los tiempos en que les gustaba enseñar,
comprometerse con nosotros, estar ahí para ayudarnos y escucharnos, pues las
más de las veces, pasamos mayor tiempo en la escuela que en nuestras casas, y
también vemos más a los profesores que a nuestros propios padres; y también
queremos decirlo, en algunas ocasiones, hasta nos escuchan más que en nuestra
propia casa; no sabemos que preparación tenían esos maestros, si se les debía
llamar maestros, pero para nosotros, era lo mejor que podía pasarnos, pues
convivían con nosotros, se interesaban en nuestros problemas; ahora, que al
parecer, según lo que escuchamos o nos dicen, vienen maestros más preparados,
pero que ni caso nos hacen, pues no tienen tiempo para estar con nosotros; nos
dan temas de estudio y de investigación para que desarrollemos por nuestro
lado, requiriéndonos un resultado final, que en ocasiones no están ligados a
una realidad o a nuestra formación, y por si fuera poco, los hemos visto
tirados en la basura, después de que hicimos un esfuerzo y un gasto. Por ello,
díganos que tipo de maestros necesitamos profe, que nivel de educación deben
tener para comprendernos y ayudarnos a salir adelante; que tengan solamente
licenciatura, especialidad, maestría, doctorado, o que”.
Triste me quedé,
pues no supe que contestar; y de momento a la mente me vino una película que he
visto varias veces, y que exhibieron el pasado 15 de Mayo, sí, el día del
maestro, no del profesor, no del doctor o del licenciado en educación; se
titula “Al Maestro con Cariño”, escenificada con el actor de color, Sidney
Potier, puesta la trama en los suburbios de Londres, Inglaterra, donde este
actor representa a un ingeniero, que por necesidad, como muchos de nosotros,
los que no tenemos especialidad en educación, se dedicó a la docencia, mientras
se le presentaba la oportunidad de
conseguir un trabajo bien remunerado y que colmara sus aspiraciones, es decir,
era un profesor por necesidad. Pero que situación tan especial, nadie sabemos
lo que llevamos dentro, en lo que respecta a nuestra vocación o intenciones
firmes y definitivas; pues, este “maestro”, dio lecciones de vida y de amor a
quienes en ese momento más lo necesitaban, creando un vínculo casi perfecto de
comunión entre él y sus alumnos.
Interés e
involucramiento personal a ciertos niveles, aunque esto sería analizable, pues
también esta situación es delicada y pudiera prestarse a otras que redundaran
en un problema serio, pero eso si, el deseo y compromiso de que todos alcancen
el conocimiento y las ganas de superarse para crecer y ser personas de bien y
para bien. Claro, bien difícil y poco creíble en nuestros tiempos, pero muy
necesario alcanzar ese apostolado que representa dedicarse de lleno a una tarea
que ennoblece y engrandece, tal vez en medidas más pequeñas, pero al fin y al
cabo lo que se requiere es compromiso y deseo de hacer las cosas bien en
beneficio de las generaciones que nos precederán, en aquellos que habremos de
confiar este importante legado que es el mundo en que vivimos, por cierto, una
Tierra sumamente dañada y llena de problemas y peligros latentes; tales como
guerras constantes, enfermedades mortales que se convierten en epidemias con
peligro de llegar a pandemias en cualquier momento, abusos a los ecosistemas, entre
otros muchos.
Sin apartarnos del
tema, les referí que la mayoría de nosotros los profesores y/o maestros,
teníamos que realizar varias actividades económicas, a fin de subsistir y
contar con los recursos suficientes para satisfacer nuestras necesidades
primordiales y tratar de lograr para uno, lo que a ustedes se les enseña:
Superación y crecimiento, pues como es de todos bien sabido, el sueldo de
docente sin especialidades o estudios de posgrado no representa lo suficiente
para la subsistencia dentro de una medianía; por ello, se buscan otras
actividades o se pretende aumentar los estudios, que a su vez llevan a mayor
responsabilidad, quitándonos parte del tiempo que se dedicaría a ustedes los
alumnos.
Ahí dejamos nuestra
controversia, pues no es posible que alguno gane o pierda, pues al parecer, más
bien estoy seguro, todos perdemos al no estar cerca de estos jóvenes, que son
nuestra fuerza y esperanza, y que están haciendo un esfuerzo notable por
sobresalir, habiendo tantas opciones de perderse en un camino plagado de
trampas y malas intenciones por parte de entes ausentes de valores y amor por
la vida.
Maus/mayo/1999.
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