Buen día a ellos y a Ellas, aquí les comparto un artículo interesante que menciona, a criterio de la fuente, las artesanías de mayor demanda, tanto por nacionales como internacionales, cuídense porque valen mucho, SALUD...OS!!
Las 10 artesanías más representativas de
México
Fuente:
México Desconocido
Alebrijes
En el primer lugar tenemos a la artesanía más
votada por los usuarios de México desconocido; estos singulares personajes a
quienes, en el pasado no se les llamaba alebrijes, sino simplemente figuras
talladas. Según la tradición, el término alebrije lo
comenzó a utilizar la familia Linares de San Martín Tilcajete, Oaxaca, muy famosa por sus
piezas fantásticas elaboradas en cartón. Pedro Linares, una
persona de mucho talento, les dio el nombre de alebrijes a estas artesanías
inspirado en sus sueños. Se dice que una persona constató que se vendía bien
este tipo de trabajo y que gozaba de cierta popularidad; entonces pensó
hacerlos en madera pues el cartón tiene la desventaja de un fácil deterioro y,
sin duda, en madera durarían más. Desde entonces su nombre permanece y con el
tiempo no sólo hicieron estas figuras, sino animales con muchos elementos
imaginarios.
Existe otra versión en el poblado de San Antonio Arrazola, Oaxaca, donde también se elabora
este tipo de artesanía. Se cuenta que a principios de los años 80 del siglo
pasado Pedro Linares fue de visita con unos familiares y les mostró algunos de
sus alebrijes; un hombre llamado Manuel Jiménez decidió elaborar seres
fantásticos, propios de su cosmovisión, pero tallados en madera y con el estilo
propio de la artesanía del lugar. Sin duda, de papel o de madera, los alebrijes
se han vuelto un referente de Oaxaca y de México.
Sombrero de charro
Para cerrar este súper listado en el que nuestros
usuarios colaboraron, les presentamos al referente de México en el mundo: el sombrero de charro, una curiosa mezcla
prenda-accesorio-obra de arte- y complemento de toda una vestimenta.
Originalmente, los sombreros de charros, como su nombre lo indica servía para
que éstos pudieran protegerse del sol al supervisar la elaboración de los
diversos trabajos del campo en las haciendas. Durante el siglo XIX, los
sombreros, hechos básicamente de fibras, para su
uso en eventos especiales o algunas fiestas religiosas, tuvieron que ser
transformados o enriquecidos con ciertos toques que poco a poco fueron dando
como resultado el sombrero que hoy todos conocemos y cuya mejor expresión es
aquella que lucen los músicos de un mariachi. Algunos aterciopelados, y con
ciertas aplicaciones de cuerdas doradas o plateadas que, con su delicada
colocación en los bordes y cuerpo del sombrero, le dan un distintivo toque de
estilo y elegancia… Quien ha tenido oportunidad de viajar por el mundo y sin
querer se encuentra un sombrero de charro, inmediatamente recuerda, algunas
veces con nostalgia y otras con orgullo, el gran país que lo vio nacer y que lo
aguarda a su regreso…
Barro Negro
Una vez más el estado de Oaxaca se convierte en el
protagonista de esta lista al ser poseedor de otra de las artesanías más
representativas de nuestro país: el barro negro, artesanía
de belleza única.
El barro negro se comenzó a trabajar en la región
desde tiempos precolombinos. Se sabe que se atribuye a los zapotecos, y más tarde los mixtecos, habitantes de los valles centrales de
Oaxaca. Durante esa época hacían maravillas con el abundante lodo de donde era
extraído el material para la elaboración de vasijas, ollas y demás figurillas.
Ya en el siglo XX, en los años 50, una mujer
llamada Doña Rosa, le dio gran impulso al barro negro en
su taller ubicado en el poblado de San Bartolo Coyotepec,
Oaxaca (16 km al sur de la capital oaxaqueña). En este sitio,
Doña Rosa descubrió que podía cambiar el color y el brillo del barro mediante
una técnica del cocimiento, para la cual se emplea un horno de dos bocas que en determinado momento se
cierran para reducir el oxígeno, ya que si se utilizara un horno común y
corriente la pieza obtendría un color rojizo. A este proceso de quema se le
llama “Reducción de atmósferas” (utilizada desde la
época prehispánica) debido a que ocurre una reacción física contraria a la
oxidación. Las piezas de barro se pulen y bruñen antes de quemarlas para
dar como resultado las bellas y populares artesanías que hoy conocemos y que le
han dado fama al estado de Oaxaca.
Talavera poblana
El origen de este arte es aún incierto, pues se
dice que su nombre se debe al parecido que tiene con el elaborado en la ciudad
de Talavera de la Reina, España. Sin embargo, y
aunque la loza poblana se decora a semejanza de la dicha ciudad, ello no basta
para suponer que hayan sido talaveranos los primeros loceros que llegaron a
Puebla. Existe la posibilidad de que fueran sevillanos, pues Sevilla fue punto
de emigración hacia la Nueva España y
centro productor de loza y azulejería con
influencia árabe.
Aunque la alfarería ya existía en México, el arte
del vidriado y esmaltado del barro llegó de
España a finales del siglo XVI, y fue en el año de 1589 cuando se comenzaron a
establecer un buen número de maestros loceros que encontraban en los valles de
Puebla la materia prima necesaria para
producir cerámicas de buena calidad, lo que aumentó el auge de la ciudad como
centro productor de esta artesanía.
La talavera es de
las pocas (o tal vez la única) artesanías que cuentan con condiciones para reglamentar su oficio. Fue a
mediados del siglo XVII que el virrey creó un gremio de loceros y un reglamento en 1653, que dictaba las condiciones
requeridas para ser maestro del oficio, así como las proporciones en que los
barros debían ser mezclados, las normas a seguir para el decorado y las
cualidades y detalles de fabricación.
Cabe mencionar que las zonas geográficas de donde
se obtiene la materia prima para la elaboración de la talavera, están
protegidas y que esta artesanía es poseedora de la Denominación de Origen. Podemos decir que la
talavera se ha ganado el reconocimiento nacional e internacional no sólo por su
belleza que radica en su funcionalidad, sino en la calidad de sus productos.
Rebozo
La producción artesanal de esta tradicional prenda
data del año 1764, en Santa María del Río, San Luis Potosí, como
necesidad de las mujeres por tener una prenda para cubrir sus cabezas al entrar
a los templos.
En este poblado opera, desde 1953, una escuela taller de
rebocería, a cargo del destacado artesano Felipe Acevedo; ahí es posible observar el proceso
completo de fabricación de la prenda que dura de 30 a 60 días en promedio y consta de 15 pasos, entre los que está el hervir o “atolar”
el hilo, asolearlo, amarrarlo en bola, teñirlo y urdirlo.
El rebozo
se ha convertido en una prenda tan íntimamente relacionada a nuestra cultura
que se ha convertido en una de las básicas del guardarropa de muchas mujeres
mexicanas, sin importar su posición socioeconómica. Tan intrínseco es el uso
del rebozo que incluso se dice que las mujeres de la región de Santa María del
Río, particularmente las de origen otomí, mojaban la punta de su rebozo en una
fuente cuando recordaban a su novio.
Actualmente existen diversos centros de producción
además de Santa María del Río, en San Luis Potosí, como Tenancingo, en el Estado de México; La Piedad, Michoacán; Santa Ana Chautenpan, Tlaxcala; y Moroleón,
Guanajuato.
A pesar de
lo anterior, la producción de rebozos ha atravesado por una severa crisis
motivada por diversos factores como la poca demanda y los elevados costos de
producción. Por ello, personas e instituciones han contribuido con acciones
para conservar y valorar el arte y tradición de esta hermosa artesanía que
permite mantener vivas las costumbres de nuestros antepasados, pero también el
hecho de retomar esta prenda para el uso cotidiano habla también de la
elegancia en el vestir y del interés por hacer trascender la cultura mexicana.
No por ubicarse en el quinto lugar son menos
importantes pues, sin duda, las tablas de estambre (nierikas),
uno de los objetos del arte huichol, han sido los más exitosos tanto por sus
diseños “psicodélicos”, inspirados en visiones producidas bajo los efectos
del peyote, como por las complejas y esotéricas
representaciones simbólicas y mitológicas. Sin embargo, las máscaras y figurillas cubiertas de chaquira, y las cruces tejidas con
estambre, también se han posicionado mundialmente por su belleza y simbología
contenidas. Las figurillas elaboradas con chaquira representan deidades y
animales sagrados; las cruces por su parte, son tejidas con estambre tsikurite y constituyen importantes objetos
rituales, aunque también se elaboran con fines comerciales. Se trata de representaciones del cosmos con sus cinco
rumbos, es decir, los cuatro puntos cardinales y el centro. Estas bellas
artesanías las podemos encontrar principalmente en Nayarit, el norte de Jalisco y algunas zonas de Zacatecas.
Árboles de la vida
En la sexta posición se ubican los famosos árboles de la vida, oriundos de Metepec, Estado de México, una verdadera maravilla,
incluso para artistas y artesanos ya consagrados en territorios sumamente
lejanos como Europa, Asia y el Medio Oriente. Alguna vez, un amigo que se fue a
radicar a Roma me contó: “llevé conmigo un árbol de la vida, de esos de
Metepec, y en cuanto un compañero hindú lo vio -que es artista y ya ha expuesto
en Japón y en otras partes del mundo-, me dijo: “eso es una extraordinaria
maravilla… es increíble cómo sus creadores, tanto en pequeño como en gran
formato, -porque vaya que los he visto enormes-, siempre logran hacer que se
vea perfectamente plasmado el universo en el que viven los hombres: en un
primer plano el árbol sagrado, como símbolo de la vida, y emanando de él,
infinidad de alegorías que a todos nos hacen la vida más llevadera… ¡Son
increíbles!”. Así pues, si viajas por Toluca y sus fríos pero hermosos alrededores, no
dejes de admirarlos. ¡Seguro querrás llevarte uno a casa!
Sarape
De formato rectangular y gran colorido, esta
vestimenta es la poseedora del lugar número 7. Es típica de la ciudad de
Saltillo y de sus alrededores. Se sabe que su antecedente directo son aquellas
prendas que lucían las mujeres durante la época prehispánica y que eran
elaboradas mediante un telar de cintura. Con
el tiempo, éstas fueron siendo hechas ya no de yute sino de algodón y también dejándose de producir mediante
ese rudimentario sistema dando paso a su confección en modernos telares de
trabajo industrial. Sin embargo, y a pesar de ese notable cambio en su
producción, lo cual le ha permitido trascender más allá de nuestras fronteras,
el sarape sigue manteniendo su frescura y su utilidad sobre todo en ciertas
épocas del año, cuando comienza a hacer frío. ¡Cuando viajes al estado de
Coahuila y visites su ciudad capital no puedes dejar de adquirir uno!
Platería
Según la tradición, uno de los primeros obsequios
que Hernán Cortés recibió de parte del señor Moctezuma, fue un par de
discos hechos en oro y plata “con las imágenes grabadas del sol y la luna en
cada uno de ellos”. Efectivamente, ya desde tiempos prehispánicos, los
habitantes de las regiones occidente y sur del país (los actuales estados de Michoacán, Oaxaca y Guerrero) dominaban a la perfección
las técnicas para dar vida en esos metales a maravillosas joyas (aretes,
collares, pendientes, bezotes, brazaletes, anillos, entre otras) que sólo las
clases altas podían lucir como símbolo de su poder y status. Actualmente, uno
de los mejores sitios para adquirir plata en México es Taxco, en el estado de
Guerrero. En este destino, considerado como Pueblo Mágico,
encontrarás infinidad de talleres y galerías donde se ofrecen los mejores
trabajos hechos en plata del mundo. No dejes de admirarlos, así como de visitar
el Museo Spratling, con una fantástica colección de
objetos que ponen de manifiesto la habilidad y el fino trabajo de los artistas
plateros de Taxco. ¡Te encantará!
Barro
Desde la
época prehispánica, las culturas que habitaron en nuestro actual territorio
eran ya todas unas expertas en el arte de trabajar la arcilla, las arenas y
diversos tipos de tierras “ligeras” que, mezcladas con el agua, servían para
crear magníficas piezas que, aun en nuestros días, siguen sorprendiendo a
propios y extraños en los diversos museos de México y el mundo donde son
orgullosamente exhibidas. Con el tiempo las antiguas técnicas mesoamericanas
del trabajo en barro como el pastillaje, el bruñido y el esgrafiado se fueron perfeccionando
hasta alcanzar ahora, (y desde el siglo pasado) su mejor expresión en lugares
como Dolores Hidalgo, Guanajuato, donde en más de 500 talleres repartidos a
todo lo largo y ancho del pueblo, encontrarás la mejor loza de la región, ahora
luciendo coloridas aplicaciones y hasta esmaltados de gran calidad.
Durante tu viaje a este Pueblo Mágico, o a la región de Puebla y Tlaxcala, donde
también el trabajo en barro ha alcanzado niveles excelsos, no dejes de adquirir
todo tipo de ollas, jarras, jarrones y macetas que lucirán perfectos en tu
cocina, en el comedor o en cualquier rincón de tu hogar.