Hoy mi mente, después de
andar por lugares muy complicados, discurrió por senderos algo tortuosos, y a
pesar de lo que puedan pensar cada quien me permito compartirlo con Ustedes.
De las muchas lecturas
clásicas, recordé al ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha que sin temor a
las represalias y consecuencias acometía sus retos, que luchaba contra todo los
“gigantes” que se encontraba en su camino para defender sus ideales y por
supuesto el amor por su “Dulcinea”, que puede interpretarse de la forma más
personal que cada quien desee.
Me gusta pensar que no
importan las alucinaciones del Quijote sino su deseo por combatir el mal, eso
que él consideraba como tal de acuerdo a sus propias creencias, algo que le
pareció convenible y necesario, tanto para el aumento de su honra como para el
servicio a su patria: el hacerse caballero andante. Un luchador de causas tal
vez perdidas, pero al fin causas. Puede decirse que eso nos hace falta a todos:
entender totalmente que lo que hacemos afecta a la comunidad, que puede ayudar
o perjudicar a los demás; hacen falta "quijotes" en nuestra actualidad.
Toda esta diatriba
viene a causa de las innumerables noticias de los abusos que leemos o
escuchamos en los medios de comunicación; y todavía peor, que nos enteramos por
nuestras propias vivencias.
Esta diarrea cerebral inicia
con algo que se observa en estos tiempos de elecciones, pues cada vez más
ciudadanos quieren ser representantes del pueblo, es decir, que desean
“sacrificarse” por los demás; así como también hay muchos que pretenden
eternizarse en succionar la ubre del sector público por las facilidades de
acceder a ingresos superlativos. Aunque es justo aclarar que si hay dentro del
servicio público verdaderos “hidalgos” que buscan mejorar la triste realidad
que vivimos, sobre todo preocupados por el enorme abismo que se está abriendo
entre los que tienen demasiado, muchos mal habido; y los que se esfuerzan
honestamente por alcanzar un bienestar. Esto sin mencionar al segmento que
crece constante y desproporcionadamente, que es la pobreza extrema; los que no
tienen trabajo y están grandemente endeudados, esos que buscan en la basura algo que
comer, los que se drogan para no sentir el hambre, aquellos que no les queda
otra que buscar el sustento familiar haciendo daño a otros; en fin, los efectos
nocivos de una sociedad exacerbada en lo material y ajena a las necesidades de
los que menos tienen, que en muchos de los casos no es su culpa, sino del
propio sistema.
Debo decir honestamente
que ya no quedan muchas explicaciones o justificaciones para aquellos jóvenes
que cuestionan el enriquecimiento ilícito, pues observan que es sumamente fácil
el evadir a la justicia. Aunque se les explica que es más importante su
tranquilidad o el reconocimiento social y familiar, cada vez son menos aquellos
que entienden que los recursos mal habidos o el mal proceder siempre tendrán
consecuencias, como dijera el abuelo… tarde que temprano. Estamos conscientes
de que no solo en México, sino en otras naciones, la impunidad es un mal que crece y campea libremente; o sea que estamos regresando a la ley de la selva, donde el
más fuerte o pudiente es el que gana, triste pero real.
Debo reconocer y mencionar
que hay jóvenes que están molestos y enojados por lo que hemos construido o
destruido los viejos; ellos desean un mundo mejor, exigen un comportamiento
honesto. Para su servidor, “lo mejor de lo mejor”…es que todavía hay quienes
creen que las cosas pueden ser mejores y desean hacer la diferencia. Es la motivación para los que nos dedicamos a la enseñanza y a
la capacitación.
Debemos hacer una
campaña personal y constante para demostrar que los valores morales y
familiares todavía tienen presencia entre nosotros, esta debe ser una responsabilidad
compartida de los padres con los abuelos, parientes y sociedad en general
porque conocemos las consecuencias de la falta de educación y formación de
nuestros niños y jóvenes, entendiendo que nuestro futuro depende de ello, sobretodo
hacerlo antes de que esto que se llama sociedad sea algo totalmente
incontrolable, de lo cual ya tenemos algunos ejemplos; por lo que si no
aportamos nuestro “granito de arena”, seguirá empeorando, solo analicemos lo
que ocurre tanto en la mayor parte del Territorio Mexicano y en varias
comunidades de nuestro vecino del Norte; así como en otras naciones, tanto del
primer mundo como en vías de desarrollo.
Ya después seguiremos comentando
sobre aquellos que en la vida cotidiana demuestran que no les importan los
demás: los que tiran basura donde sea, aquellos que se estacionan en cualquier
lugar, esos que no les interesan sus vecinos, los irresponsables que manejan
sus vehículos sin importarles los demás; oopss, la lista es demasiado larga;
ciertamente la convivencia es difícil, pero se complica cuando a unos no les
interesa lo que les afecta a los demás; es decir, que no entienden que sus
derechos terminan cuando afectan a los demás, así de sencillo. Feliz Día del
Trabajo y SALUD…OS!!
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