El valor,
nuestro motor en la vida
Hace
unos días, en una reunión distinguí a jóvenes que a pesar de tener el activo
más valioso que en su momento tiene todo ser humano, su propia juventud; y
todavía más, un plus valor como lo es una profesión, estaban inciertos y dubitativos
sobre las acciones que debían emprender para según ellos el éxito alcanzar. Afortunadamente,
la edad y la experiencia permiten detectar estas situaciones; por ello,
se pudo dar un acercamiento y pues la verdad, haciendo memoria descubro que
muchos de los estudiantes que han pasado por las aulas de este desorientado
profesor tienen una sensación de inseguridad y en muchos de casos de abandono,
como si no les importara su futuro; pues bien, lo importante es que hubo la
confianza para hacer preguntas. Destaco principalmente una que dio pie para
buscar este artículo ya viejo que menciona algo que todos en su momento hemos
tenido: miedo
Se
los comparto con la única intención de intentar de despertar el valor que
todos, sin excepción alguna, tenemos y que en muchas ocasiones por las
condiciones propias de la vida olvidamos que poseemos, que somos capaces de realizar
las proezas más grandes y sobre todo que contamos con la capacidad para tomar la
decisión de enfrentar lo desconocido e incierto con la energía que provee la
rebeldía, la curiosidad, el deseo y sobre todo, la fuerza que representa la
propia juventud. Nuestros jóvenes son la esperanza de un Hermoso México que se
ha visto avasallado por innumerables circunstancias negativas, si ellos
quisieran, con su unión y fuerza podrían construir un mundo mejor, como el que
se visualiza para el México 2050.
¿Te falta
valor?
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Técnicas para recuperar el coraje y ponerte en acción
Hay dos
factores directamente relacionados con el valor, con tener el coraje para hacer
los cambios que quieres hacer. Uno es el miedo, y el otro el deseo de actuar.
De forma que tu valor es igual al deseo de actuar dividido por el miedo que
sientes.
VALOR= DESEO DE ACTUAR/ MIEDO
Por tanto, si quieres aumentar tu valor necesitas:
- Incrementar el deseo de actuar
- Disminuir el miedo
- Ambas cosas
¿Interesante,
verdad? Porque lo fácil es pensar que siempre hay que intentar no tener miedo o
gestionarlo bien, pero es igualmente importante trabajar en las ganas, en el
“querer”. Ya sabemos que querer es poder. Una razón lo suficientemente fuerte
que te motive a perseverar cuando las cosas no salgan bien o cuando estés
desanimada/o, es fundamental.
Algunas
técnicas que puedes probar para aumentar tu valor son:
1. Reducir la incertidumbre. Hay personas
que toleran bien la incertidumbre y otras que realmente sufren cuando no saben
qué va a pasar en un futuro o cómo se va a desarrollar una situación. Si este
es tu caso (y especialmente si quieres ser una emprendedora) es importante que
trabajes eso. ¿Cómo puedes disminuir la incertidumbre? Entendiendo tu
situación lo máximo posible y de manera realista, averiguando todo lo que sea
necesario para que puedas pensar con claridad. A veces con visualizar tu futuro
o hacerte unas simples preguntas es suficiente para tener la información que
necesitas para verlo todo más claro.
2. Relajarte. Es muy importante cuidarte
en estas situaciones de estrés, ya sea haciendo deporte, yoga, meditación,
respiración controlada. Técnicas para relajarte físicamente, lo que impacta de
manera directa en el miedo y la ansiedad.
3. Enfadarte. Si el miedo te hace sentir
indefensa y sin control, el enfado hace todo lo contrario. Cuando estás
enfadada te sientes más en control, eres más perseverante y tenaz y crees más
en tus posibilidades, por tanto, puede ser una buena forma de entrar en acción.
Por supuesto estamos hablando de algo puntual y útil en determinadas
circunstancias. Por ejemplo: Imagina que tienes un proyecto en mente pero
cuando lo compartes con familiares y amigos todo son críticas y negatividad,
entonces en lugar de desanimarte, enfádate (no con ellos, literalmente, si
entiendes lo que quiero decir) y en lugar de pensar en abandonar se te meterá
entre ceja y ceja lograrlo como sea. Por supuesto, esta técnica sólo funciona
en algunos casos, no sería muy útil para el miedo a hablar en público por
ejemplo (o a lo mejor para ti sí, quién sabe.)
4. Aceptar los errores como algo normal e
inevitable. De esto ya he hablado varias veces. Las personas con coraje
saben que los errores son parte del camino y no le dan más importancia (eso no
quiere decir que les guste, pero lo aceptan y aprenden la lección).
Algo
interesante es que se analizaron tres grupos de personas que tenían que dar una
charla. Durante los ensayos, al primer grupo se le advirtió de que no debían
cometer ningún error. A las personas del segundo grupo les indicaron que
cometieran un error a propósito durante el ensayo, y después les aseguraron que
no había tenido importancia, para que aprendieran a perdonar sus errores. Al
tercer grupo se le indicó que cometieran un error a propósito y que lo
incorporaran a la charla final. Resultado: las personas del 3º grupo se
mostraron más confiadas en el escenario y fueron las mejor valoradas por el
público.
Por
tanto, más que no cometer errores o perdonarte a ti misma si los cometes, el
cometer errores y aceptarlo tranquilamente como parte del proceso da mejores resultados.
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