El Turistero y… sus ocurrencias.
El
cuento de… La Calidad en el Servicio
Había una vez… un mundo tan
hermoso que todos querían compartir, pues sus habitantes se sabían
queridos e importantes ya que en todas
partes los recibían con sonrisas y alegría; les decían, vengan aquí, serán bien
recibidos y mejor atendidos; no se preocupen por nada que nosotros nos
preocuparemos por Ustedes. Acérquense y pasen que queremos atenderlos como se
merecen, si, les ofreceremos lo mejor que tenemos y haremos nuestro mayor
esfuerzo porque queden satisfechos y sobre todo por que continúen viniendo a
visitarnos. Nosotros, decían, todos los días nos preparamos para recibirlos y
ofrecerles lo mejor que tenemos porque nuestra vida va en ello, sin su preferencia
nada podríamos hacer, son la razón de ser de nuestra organización.
Sí, pasen,
les ofreceremos productos y servicios con garantía y respaldo del fabricante,
además de nuestra mejor atención; nos hemos esforzado para conseguir buenos
precios y excelente calidad pues su satisfacción es la nuestra y su presencia
la mejor motivación; nuestras familias les agradecen la preferencia. ¡Oopss! el
despertador, hora de levantarse.
Parece utópico pero no es imposible; en algún momento de
nuestras vidas debe quedarnos claro que todos y todas tenemos ingresos debido a
unas personas llamadas clientes o consumidores o usuarios; son los que permiten
a las empresas, negocios y organizaciones obtener los recursos con los que
habrá de seguir operando y tener colaboradores de todo nivel; incluidos los funcionarios
y trabajadores de oficinas gubernamentales, pues viven de los impuestos y
derechos que paga la sociedad; entonces, no podemos decir que alguien no esté
beneficiado con la presencia en sus instalaciones de esos personajes que nos
permiten obtener con nuestra dedicación y esfuerzo el ingreso que sostiene a
las personas, a las familias y a la sociedad en general.
Lo aceptemos o no, sin duda todos en general hemos consumido
o comprado algo, eso nos hace clientes de una forma u otra; seguro que también han
experimentado tristes situaciones donde nos “agreden” verbalmente y hasta en
ocasiones psicológicamente; a veces protestamos, pero las más lo dejamos pasar
de largo. Es triste que sea así porque es posible demostrarles a los dueños,
representantes y colaborares que si nos ponemos de acuerdo y no compramos o
consumimos en su establecimiento, lo más seguro es que en primera instancia
deberán despedir personal y en casos extremos cerrar sus puertas, por supuesto
perdiendo parte o el total de la inversión.
Será tan difícil comprender que el consumidor nos permite
tener un ingreso, llámese como quieran: sueldo, salario, comisión, honorarios, utilidad
o rendimientos, y que ese dinero nos permite formar parte de la cadena de
consumo en la que todos y todas en cierto momento participamos (comida, techo,
vestido, escuelas, diversión…). Cabe aquí la pregunta del millón, ¿qué pasa por la mente de quienes no tratan o
atienden bien al cliente?, será que desean que no compren o consuman en su
establecimiento, es decir les pongo cara de fastidio o incomodidad para
reflejar mi molestia; al respecto es importante tener presente de que en
cualquier giro o actividad actualmente existe mucha competencia; o en su caso, ¿se sienten seguros por su antigüedad o por ser líderes en el mercado?,
cuando una empresa cierra, no hay antigüedad, alcanzaran de liquidación lo que
quede de saldo después de cubrir los compromisos… ¿y después? Si hubiese mucha oferta laboral de buen nivel, ni quien
diga nada, a trabajar en otra organización… ¿esa será la solución?
Un poco de inversión en
capacitación ayuda a las empresas e instituciones a comprender a nuestros
muy queridos y anhelados personajes, lo interesante es que es recuperable a
mediano plazo y que da garantía de continuidad a la organización o grado de
satisfacción a la sociedad, sobre todo en momentos de crisis económica, que a
decir verdad nunca se acaba sobre todo en países como México que está en vías
de desarrollo desde hace muuuucho tiempo.
Excelente articulo maestro.
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