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viernes, 13 de abril de 2018

Buen día a ellos y a Ellas, les participo este artículo que me parece interesante, espero que a Ustedes también, cuídense porque valen mucho y SALUD...OS!!

Autor: Lluis Mesalles
Veterano Consultor independiente, ha colaborado con distintos organismos internacionales como la OMT y otras consultorías privadas.

Recurrentemente vuelve a salir el tema de los multidestinos. En principio la idea parece muy posible. Aprovechar que los turistas hacen largos viajes hacia un destino muy conocido, para alentarles a visitar otros destinos cercanos con menos poder de atracción, pero seguro que con muchas cosas positivas que visitar.

Cada cierto tiempo, algún destino desea beneficiarse del volumen de viajeros que llegan a otro lugar, para captar para sí al menos una parte de ese tráfico. Algo así como aprovecharse del éxito ajeno. Un éxito conseguido con mucho esfuerzo, y que el destino menor no ha sido capaz de captar.

Concedo que la teoría pareciera tener mucha sensatez. Aprovechar los viajes largos para visitar otros lugares cercanos. Lástima que no todo el mundo sea consciente de lo que esto implica.

Los países que han conseguido más llegadas, lo han logrado a base de promoción, esfuerzo, competitividad, facilidades de acceso, buenas comunicaciones, y muchos más elementos que hacen el viaje fácil para los turistas.

Pero si un país pone dificultades, trabas al viajero, visados pasados de moda, cierres de fronteras, limitaciones a los desplazamientos dentro del lugar, idiomas limitativos, etc. le será prácticamente imposible conseguir que esta idea del multidestino tenga algún efecto positivo en la industria del turismo local.
Un ejemplo muy positivo donde se aplica el multidestino con éxito, es Europa. No importa el idioma, la moneda es única, las fronteras internas casi no existen, total libertad para los viajeros. Eso se ha traducido en un volumen muy grande de llegadas y recorridos turísticos. No es ningún problema llegar a Berlín, y seguir a Ámsterdam, Zúrich, Paris, Milán, Roma, Madrid, etc. El único límite es el tiempo del que el viajero disponga, y sus posibilidades económicas.


Otros ejemplos especialmente negativos, son los casos de Centroamérica, con fronteras a cada paso, cambios de moneda irreconciliable, visados y burocracia extrema. Pocos países de la zona se benefician como pudieran de los innegables atractivos de que disponen. Algún día esto tendrá que cambiar, es en interés de todos.

Otro ejemplo es el Caribe. Idiomas diferentes, monedas diferentes, políticas diferentes, casi imposible de pasar en un mismo viaje de una isla a otra, por muy cerca que en el mapa veamos que está. Y si a esto le sumamos las situaciones políticas de cada país, los vaivenes migratorios, la cosa se pone mucho más difícil.

El multidestino más que un turismo de fábula, que podría ser, es aun hoy una fábula para ilusos.

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