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lunes, 15 de mayo de 2017

Bonito día y una excelente semana.
FELICIDADES colegas y maestros de la vida; todos y todas en algún momento de nuestras vidas hemos sido alumnos y también somos maestros, pues estudiamos algo y luego pasamos parte de nuestro conocimiento y experiencias a nuestros semejantes, sean hijos, hermanos, padres, cónyuges, compañeros de diversas actividades, en fin;  y en algunos casos a estudiantes. Hoy les dejo un par de composiciones en referencia al día del profe...

PROFESOR CANSADO

Cuentan de un profesor que teniendo camino andado, sintiose de pronto viejo y cansado; pues esa innata ingratitud de los estudiantes que por su aula pasan, había llenado el recipiente de la nostalgia y de la tristeza; cuando más fuerte se creía, más solo se veía; voces lejanas a veces su labor reconocían, otras ni a eso se atrevían; los ruidos encerrados de su viejo salón, de momento gratos recuerdos le traían; sin embargo, el sonido del silencio las más de las veces lo vencía.

Grandes obras haber construido creía, pues seguro estaba del valor del conocimiento que impartía, no importaban los malos ratos, ni los bajos salarios que percibía, ya que por encima de ello estaba la satisfacción que sentía; pero, el mundo en que vivía reclamos le hacia, cosas vanas le exigía: que comida y techo diarios, vestido y servicios periódicos había que pagar, entre otros muchos eventuales que con su exigua paga hacía; de donde sacar para cubrir todo lo que la vida exigía, solo Dios lo sabría, pero él cansado se sentía, pues de que servían la entrega y el esfuerzo que hacía, adonde esto lo llevaría. 

Quienes más responsabilidades que educar tenían, y que mayor sueldo percibían, injusto le parecía; pero él, con su nostalgia se mecía a la vez que en voz baja decía: Al menos yo contribuyo y dejo algo para tratar de mejorar este mundo día a día.

Mario Urcelay S.

Octubre/2001.


¡Se buscan maestros!

Cierto día, en la ventana de las aulas de una universidad local, aparecieron unos letreros que a la letra decían: “Se buscan maestros, no importa que estudios tengan, con que les guste enseñar, basta”.

Después de leerlo y releerlo, me acerque a preguntar que significaba la forma en que estaba escrito, un poco amoscados los alumnos que me vieron llegar, por ser conocidos, es lo bueno de las universidades pequeñas en cuanto a matrícula, y al parecer ese es el futuro de la enseñanza superior; tardaron en darse cuenta de que mi pregunta solamente era por curiosidad, y no de antagonismo o reproche, una vez superada esta difícil parte, tuvieron a bien referirme lo siguiente: “Mire profe, no se ofenda, pues no es para Usted esto que escribimos, es decir, no queremos que nos lo tome a mal, pero consideramos que necesitamos expresar lo que sentimos, ya Usted nos escribió alguna vez en el Periódico Mural que: Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría mi vida por defender el derecho de expresarte. Es por eso que consideramos que tenemos el derecho a solicitar maestros, pero no crea que nos referimos al título de maestría o doctorado, tal como en algunos casos que nos han dicho, tienen los profesores que nos ponen como titulares de la materia; sino, que queremos maestros como de los tiempos en que les gustaba enseñar, comprometerse con nosotros, estar ahí para ayudarnos y escucharnos, pues las más de las veces, pasamos mayor tiempo en la escuela que en nuestras casas, y también vemos más a los profesores que a nuestros propios padres; y también queremos decirlo, en algunas ocasiones, hasta nos escuchan más que en nuestra propia casa; no sabemos que preparación tenían esos maestros, si se les debía llamar maestros, pero para nosotros, era lo mejor que podía pasarnos, pues convivían con nosotros, se interesaban en nuestros problemas; ahora, que al parecer, según lo que escuchamos o nos dicen, vienen maestros más preparados, pero que ni caso nos hacen, pues no tienen tiempo para estar con nosotros; nos dan temas de estudio y de investigación para que desarrollemos por nuestro lado, requiriéndonos un resultado final, que en ocasiones no están ligados a una realidad o a nuestra formación, y por si fuera poco, los hemos visto tirados en la basura, después de que hicimos un esfuerzo y un gasto. Por ello, díganos que tipo de maestros necesitamos profe, que nivel de educación deben tener para comprendernos y ayudarnos a salir adelante; que tengan solamente licenciatura, especialidad, maestría, doctorado, o que”.
Triste me quedé, pues no supe que contestar; y de momento a la mente me vino una película que he visto varias veces, y que exhibieron el pasado 15 de Mayo, sí, el día del maestro, no del profesor, no del doctor o del licenciado en educación; se titula “Al Maestro con Cariño”, escenificada con el actor de color, Sidney Potier, puesta la trama en los suburbios de Londres, Inglaterra, donde este actor representa a un ingeniero, que por necesidad, como muchos de nosotros, los que no tenemos especialidad en educación, se dedicó a la docencia, mientras se le presentaba la oportunidad  de conseguir un trabajo bien remunerado y que colmara sus aspiraciones, es decir, era un profesor por necesidad. Pero que situación tan especial, nadie sabemos lo que llevamos dentro, en lo que respecta a nuestra vocación o intenciones firmes y definitivas; pues, este “maestro”, dio lecciones de vida y de amor a quienes en ese momento más lo necesitaban, creando un vínculo casi perfecto de comunión entre él y sus alumnos.
Interés e involucramiento personal a ciertos niveles, aunque esto sería analizable, pues también esta situación es delicada y pudiera prestarse a otras que redundaran en un problema serio, pero eso si, el deseo y compromiso de que todos alcancen el conocimiento y las ganas de superarse para crecer y ser personas de bien y para bien. Claro, bien difícil y poco creíble en nuestros tiempos, pero muy necesario alcanzar ese apostolado que representa dedicarse de lleno a una tarea que ennoblece y engrandece, tal vez en medidas más pequeñas, pero al fin y al cabo lo que se requiere, es compromiso y deseo de hacer las cosas bien en beneficio de las generaciones que nos precederán, en aquellos que habremos de confiar este importante legado que es el mundo en que vivimos, por cierto, una Tierra sumamente dañada y llena de problemas y peligros latentes; tales como guerras constantes, enfermedades mortales que se convierten en epidemias con peligro de llegar a pandemias en cualquier momento, abusos de los ecosistemas, entre otros muchos.
Sin apartarnos del tema, les referí que la mayoría de nosotros los profesores y/o maestros, teníamos que realizar varias actividades económicas, a fin de subsistir y contar con los recursos suficientes para satisfacer nuestras necesidades primordiales y tratar de lograr para uno, lo que a ustedes se les enseña: Superación y crecimiento, pues como es de todos bien sabido, el sueldo de docente sin especialidades o estudios de posgrado no representa lo suficiente para la subsistencia dentro de una medianía; por ello, se buscan otras actividades o se pretende aumentar los estudios, que a su vez llevan a mayor responsabilidad, quitándonos parte del tiempo que se dedicaría a ustedes los alumnos.
Ahí dejamos nuestra controversia, pues no es posible que alguno gane o pierda, pues al parecer, más bien estoy seguro, todos perdemos, al no estar cerca de estos jóvenes, que son nuestra fuerza y esperanza, y que están haciendo un esfuerzo notable por sobresalir, habiendo tantas opciones de perderse en un camino plagado de trampas y malas intenciones por parte de entes ausentes de valores y amor por la vida.

Maus/mayo/1999.

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